Tengo 29 años y este verano entré a formar parte del equipo de un lujoso crucero como camarero.
Salimos desde el puerto de Barcelona recorriendo varias ciudades, entre ellas, Siracusa, una preciosa ciudad siciliana donde se integraron algunas personas más al equipo, entre ellas Ivana una joven de 25 años. Cuando se interpuso en mi campo de visión sentí un latigazo que, a partir de entonces, recorría mi cuerpo cada vez que la veía.
Intenté llamar su atención y acercarme a ella, pero estaba tan dedicada a su trabajo que no dedicaba ni un minuto a los demás. De hecho, al acabar su tarea siempre desaparecía. Al tiempo descubrí que sus ratos libres los pasaba en el camarote estudiando porque era una futura veterinaria.
Intenté llamar su atención y acercarme a ella, pero estaba tan dedicada a su trabajo que no dedicaba ni un minuto a los demás. De hecho, al acabar su tarea siempre desaparecía. Al tiempo descubrí que sus ratos libres los pasaba en el camarote estudiando porque era una futura veterinaria.
Desde entonces decidí comprar un tulipán y un oso de peluche en cada escala y por la noche los dejaba en la puerta de su camarote. Durante los tres meses que duró el crucero no tuve ninguna respuesta y empecé a sentir una amargura por la que no pude probar bocado en varios días.
Al llegar al puerto de Barcelona salí del camarote con la maleta en la mano y al cerrar la puerta encontré un post-it que decía;
“ Carlos, When I am veterinary I will do a nice garden of tulips where a family of bears will live. Then I will be going to look for you in order that you take care of us. Ivana”
No sé qué pone en el post-it porque yo soy de francés,pero si el papelito era rosa creo que sé quién lo dejó allí.Ja,ja,ja,ja.
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