jueves, 7 de octubre de 2010

Marquesado de Urquijo y Penalva


¡Hola a todos! Me llamo Cayetana de Urquijo y Penalva Santamaria y tengo 35 años. No creo que con esta presentación ni mi apellido os diga mucho. Mi apellido viene de un marquesado de España, concretamente desciende de Valladolid. Mis antepasados eran “grandes de España” en tiempos de guerras y reyes de la monarquía de los Austrias. Según el archivo del palacio de Masegoso que tiene mi familia, pude encontrar muchísima información sobre mis orígenes y averigüé hechos como que mis antepasados pertenecieron a la familia del rey Felipe II; también pude leer que el patrimonio de mi familia es cuantioso y disperso ya que la familia a la que pertenezco es muy amplia y se desperdigó por toda la península y casi siempre ocupaban un lugar de privilegio en esos lugares, cosa que le facilitaba la adquisición de estos bienes. La amplitud de la familia ha durado hasta nuestros días, ya que tengo doce tíos y tías y mi padre es el menor. Mi padre es conocido por su buena relación con personas de la aristocracia española.
De pequeña vivía en el palacio de Vistabella, un precioso castillo amurallado en Valladolid, que tenía numerosas habitaciones, baños, salones… Y la parte que más me gustaba, un gran jardín donde mi madre cuidaba un sinfín de helechos como “hobby” y porque le encantan las plantas. En mi casa soy la pequeña de tres hermanos varones y por ese motivo me llevaban entre algodones. Pero todo esto cambió cuando empecé mis estudios superiores de Odontología en la Universidad Complutense de Madrid, al empezar mi vida en la Universidad me empecé a dar cuenta que todos no vivían como yo vivía y que la vida no era para nada como yo la imaginaba, ya que no tenía a María Luisa, mi tata, ni a Rufino, el chofer de la familia y un gran amigo y consejero para mí. Fue en este período de mi vida cuando comencé a madurar y a ver la realidad tal y como era, y no la vida de “marquesita” que yo estaba acostumbrada a vivir. Sinceramente este cambio de vida me gusto porque me sentía más independiente y me sirvió para formarme como una mujer preparada para la vida moderna.
Por eso hoy en día la educación que le intento transmitir a mis hijos es una educación igual al resto de niños de su edad, sin profesores que vengan a casa , sin tata, sin chofer… Esto lo hago así con el objetivo de conseguir que mis hijos sean personas autosuficientes, independientes, con ciertos valores que ese tipo de vida quizá no es el idóneo para enseñarlos y sobre todo para que tengan una infancia igual que el resto de niños. Por ahora intento que mis hijos lleven una vida totalmente normal como puede ser ir al colegio del barrio o salir a jugar al parque con sus amigos, bueno hay una excepción que tienen una lagartija como mascota pero por lo demás todo es muy normal. A pesar que les encanta ir en verano al palacio de los abuelos quiero enseñarles a vivir fuera de esa burbuja.

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