CAZA AL PICUDO ROJO

Desde niña ya sentía una gran propensión hacia todo tipo de plantas, en especial las palmeras. Recuerdo con frecuencia, como pasaba las horas observándolas e imaginando historias de náufragos en islas pacíficas, donde sólo podían alimentarse del fruto de las palmeras. También soñaba con convertirme en algún día en una gran bióloga, cuyo nombre no quedara nunca en el olvido después de mi muerte.

Ahora a mis 37 años, soy licenciada en biología y hace poco más de una década descubrí en Almuñecar mi ciudad natal, la presencia de una terrible plaga, el Picudo Rojo. No fue tarea fácil descubrirlo, porque el Picudo Rojo es un insecto de un color marrón oxidado, que vive y se alimenta en el interior de las palmeras provocando la muerte de estas. Este insecto originario del Sudeste Asiático y Polinesia, se ha expandido por varios continentes y ha llegado hasta nuestras tierras debido a la importación de palmeras.

Mi cometido es examinar de forma exhaustiva todas y cada una de las palmeras. De esta forma consigo detectar que palmeras han sido afectadas por este insecto mortífero. Una vez detectadas las palmeras contagiadas, mis ayudantes y yo procedemos a arrancarlas y posteriormente las quemamos para evitar de este modo que el Picudo Rojo contagie a otras próximas. Y con las que están sanas, para evitar que sean contagiadas lo que hacemos es pulverizar sobre la corona tratamientos insecticidas, junto con una inyección en su tronco.

No sé, si mi nombre será recordado, pero me siento feliz porque día tras día lucho contra el Picudo Rojo evitando de este modo la muerte de aquello que desde antaño me dio alas para la imaginación, las palmeras.