Blog de soporte a la docencia de la asignatura Lengua y Literatura y su didáctica II, del curso 2010-2011 de la Universidad de Alicante (España)
miércoles, 13 de octubre de 2010
La Ingeniera
Soy, o mejor dicho, me llaman Mayte Riquelme Soriano. Actualmente tengo 55 años, y nací en un pequeño pueblo alicantino llamado Onil, cuna (junto con Ibi) del llamado valle del juguete, un frío 25 de febrero de 1955. Reconocida Ingeniera de Puentes y Caminos, y galardonada con varios premios nacionales, fui distinguida el año pasado con el prestigioso Premio Internacional de Ingeniería Puente de Alcántara, en su XI edición. La vida me ha dado varias sorpresas, y aunque en su mayoría agradables, eso no quiere decir que lo haya tenido fácil. Estar donde hoy estoy, llegar hasta donde he llegado es sinónimo de lucha, constancia y, créanme, mucho trabajo. Ya de pequeña despuntaba en lo intelectual, y mi padre (que siempre quiso tener un varón) me apoyó incondicionalmente para que “su pequeña” pudiera ser el día de mañana lo que ella se propusiera. Aunque no reaccionó muy bien al principio cuando le dije que yo lo que quería era ser la mejor constructora de puentes -siempre me ha apasionado cómo el hombre ha sido capaz de avanzar y crear gigantescos puentes para poder comunicarse unas ciudades con otras- al final acabó siendo casi más apasionado que yo. Tanto en lo personal/familiar como en lo profesional siempre he tenido mucha suerte, de ahí mi afición a llevar siempre un trébol de tres hojas en mi cartera. Me considero una mujer afortunada en la vida y poco más tengo que decir. ¡Ah!, se me olvidaba. A la gente siempre le ha parecido curioso mi fobia por las tortugas, pero eso tiene una explicación. Cuando era muy pequeña (tres o cuatro años), tuve que estar una temporada con mis tíos -porque mis padres estuvieron trabajando en Alemania un año- en Ecuador, en la isla Isabela (una de las 13 islas mayores de las famosas Islas Galápagos), y allí casi me aplasta una “Chelonoidis nigra”, es decir, la tortuga terrestre más grande del planeta, con sus 130 cm de longitud y sus casi 300 Kg. Ahora comprenderéis por qué no le tengo tanto aprecio a estos animalitos.
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