Con las vacaciones y el buen tiempo comienzan los juegos de la calle, los cuales se apoyan en el ritmo, la melopea, el vaivén, la comba.... Sin que parezca que tengan un fin además de la diversión del infante.
Pero si nos ponemos a pensar podemos observar que los juegos infantiles tienen un desarrollo elaborado desde tiempo remotos, y que juegos conocidos como: La horca, justicia y caridad, la peste… escenificaban una historia de reos y verdugos, reyes crueles y miserias que parecía una preparación para la vida.
Un ejemplo lo podemos encontrar a través de Julio Pólux, un sofista griego” del Siglo II que dio esta noticia: «cuando dos muchachos arrojan la pelota a la pared, contando los saltos que da, al vencido le llaman "asno", y está obligado a hacer todo lo que le mande el vencedor, a quien por esto llaman "rey”.
Pero la cultura globalizada de nuestros días está dejando a los niños de hoy sin juegos de calle, y por ello algunas editoriales se apresuran rellenar ese vacío con cuadernos de actividades y juegos clasificados según el tiempo y el lugar: Juegos de playa, juegos tranquilos, para viajes…
Cabe destacar entre esos libros los libros de Ana Serna como “Juegos al aire libre" (SM), que ofrece una gran variedad de pasatiempos y algunos juegos tradicionales, así como “Juegos del mundo” de Joseph M. Allué e Irida Llucià. Con 92 actividades infantiles recogidas de numerosos países y clasificados por continentes, con mensajes de mucho calado para combatir la xenofobia o el racismo desde muy pequeños.
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