He elegido este artículo de Antonio Rodríguez Almodóvar porque, desde el principio, el título me ha llamado la atención y suponía que me iba a sorprender o, al menos, aportar algo nuevo, y no me he equivocado. Desconocía que el final original de “La Sirenita” de Andersen no tiene nada que ver con el final ideal de la película de Walt Disney ni con el de otros que la adaptaron, sino todo lo contrario. La pobre Sirenita renuncia a su familia, a su vida y a su voz por el amor de un príncipe que, pese a la acción de una bruja marina, no se enamora de ella sino de una muchacha humana. Lo interesante es que la Sirenita podía acabar con esa muchacha con un cuchillo que le dio la bruja, sin embargo no lo hace y es convertida por Dios en “Hija del aire” y sentenciada a hacer buenas obras para conseguir su alma, es decir, obligada a sufrir para alcanzar la salvación eterna.
El autor se basó en varias obras para la realización de esta historia, desde luego, para mi gusto, poco acertadas para los niños, aunque muy originales.
Andersen, sin duda, no pensó en crear una historia para realizar una superproducción de Walt Disney, porque de ser así, habría seguido otro patrón muy diferente al que siguió. Aun así, sus palabras fueron adaptadas y reutilizadas y consiguieron mucho éxito, no sé si él hubiera preferido mantener el texto original, aunque no triunfara tanto, para mantener la esencia inicial.
De cualquier manera queda claro que no se puede ir contracorriente y que lo que realmente funciona es no salirse de los patrones establecidos y seguir el camino como borreguillos en un rebaño.
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