jueves, 23 de diciembre de 2010

La animación a las lecturas desde edades tempranas

Pedro César Cerrillo (Catedrático de Didáctica de la Lengua y la Literatura y Director del CEPLI), nos dice en este artículo, que en nuestra sociedad, la lectura no es un ejercicio normalizado ya que no ocupa un lugar importante en el tiempo de ocio de los españoles. Es una actividad muy poco valorada por muchos sectores de la sociedad. Nos comenta que el problema puede deberse a que mucha lectura de la que se practica es instrumental: se lee más como fuente de información que como fuente de conocimiento. Nos diferencia la animación a la lectura de la promoción de la lectura. Este segundo término es algo mucho más amplio relacionado con las políticas culturales. Nos dice también, que debemos encontrar la convivencia de la lectura obligatoria y la lectura voluntaria. Comenta también que la sociedad tiende a adjudicar injustamente a la escuela toda la responsabilidad en la adquisición de hábitos lectores. Este hábito debería adquirirse en casa, pero formula la pregunta del millón: ¿Leen los padres? ¿Se fomenta la lectura en casa? ¿Hay libros en nuestras casas? Tras la familia estaría la esuela. El impacto de los medios de comunicación audiovisual ha favorecido un cierto cambio de modelo cultural: nunca tanta información ha generado tanto desconocimiento. La animación a la lectura tiene como objetivo la mejora de los hábitos lectores de los individuos a quienes se dirige la animación. El animador debe tener en cuenta los destinatarios, el libro, las actividades a realizar, el espacio, la periodicidad y los materiales. Comenta como elementos negativos en una anmación la obligatoriedad de la animación, que el libro elegido ya se haya usado con otro fin, los premios y castigos, que el libro no conecte con los destinatarios y que la animación obligue a un trabajo obligatorio posterior. Termina el artículo diciendo que la mejora de los hábitos lectores de una población empieza con la formación de sus ciudadanos como lectores literarios en las primeras edades, y que es necesaria una buena convivencia de las lecturas escolares y de las lecturas voluntarias.

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