miércoles, 15 de diciembre de 2010

Golgo

CAPÍTULO II: Conociendo a Golgo (Sonia)
Cuando me asomé a verlo... vi algo que se movía dentro de un agujero que había cerca de las raíces del árbol. El agujero despedía un fuerte olor a regaliz y a manzanas podridas.

-¿Pero…qué diantre es eso Canijo?

-No sé…es como una especie de hámster…pero más gordo…ehhmm

Sin darnos cuenta se había acercado al árbol Antoñito el “Mofletes”. Odiaba que le llamaran Antoñito, sólo lo hacía su madre cuando se avecinaba bronca. El Mofletes ostentaba el récord del colegio de comerse seis mandarinas a la vez. ¡Daba impresión verlo!

-El año pasado vi uno de esos en el bosque- dijo el Mofletes.

-¿Lo cogemos?

-¿Y si muerde qué?

Todavía no sé qué pasó por mi cabeza, pero sin pensarlo dos veces, metí la mano y atrapé a Golgo. El animalillo soltó un leve quejido y sin oponer resistencia se dejó atrapar.

-¡Alá, qué feo!

Golgo era una mezcla de hámster, musaraña, conejo de indias… Tenía la cabeza pelada y unos ojos enormes y negros.

-Canijo, ¿qué le has dado de comer?

-Madalenas.

-Pues no le han sentado muy bien, tiene la panza que parece un tambor.

Golgo se quejaba si le apretaba la panza.

-Lo voy a llevar a casa. A lo mejor si el fin de semana lo alimento con verduras…

El Mofletes y el Canijo estaban de acuerdo. Llegué a casa y dejé a Golgo en la habitación en la que suele dormir mi abuela cuando viene a pasar el fin de semana. Mi madre estaba en la cocina haciendo la lista de la compra.

-Lucas, esta tarde cuando salgas del colegio te recojo y pasamos a por la “Abu”. Esta semana nos toca a nosotros.

Se me nubló la vista, la sangre se me heló en las venas.

-¡Lucas! ¿Qué te pasa hijo? Te has puesto pálido.

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