CAPÍTULO I: La discusión y el primer encuentro.
- ¡Eres un impertinente!
- ¡¿Pero qué me estás diciendo?! ¡Fuiste tú la que destrozaste el coche!
- ¡Ya salió lo del coche!
- Sí... ¿Y quién tuvo que pagarlo?
- ¡Que ya lo sé! ¿Pero a cuento de qué viene ahora?
- A todo, Matilde, a todo. Estamos sin un duro por todo, incluido lo del coche.
Buenas... soy Lucas y tengo 12 años. Estos eran mis padres... volvían a discutir por el dinero. Cuando no es el dinero es por mi abuela. Cuando no es por el dinero o por la abuela es por... Por todo. Cuando empiezan a discutir cojo mi mochila y salgo a dar una vuelta, cuando vuelvo las cosas ya se han calmado, aunque mi padre duerme en el sofá.
Esta vez quise irme un poco más lejos. Detrás de mi colegio hay un monte lleno de árboles, alguna vez he ido con mis padres, pero nunca solo.
Hice todo el camino hasta el monte andando, evitando los sitios con gente para que no me pararan como otras veces para decirme “Lucas, ¡qué guapo estás! ¿Dando un paseo?” y cosas parecidas mientras me agarran de los mofletes.
Al llegar al monte encontré a "Canijo", un compañero de clase que estaba agachado. Canijo era el más pequeño de sexto y el año pasado era el más pequeño de quinto. Siempre fue el “canijo” y por eso le llamamos así. Le sorprendí por detrás y le pregunté:
- ¿Qué haces Canijo?
- Eh... Estoy dando de comer a Golgo.
- ¿Golgo? A ver...
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