Nube Pocha se preguntaba si sería capaz de afrontar lo que le había dicho su padre. Cabizbaja se iba adentrando en el bosque a la vez que se despedía de todos. Ven Aquí ladró varias veces intentando ir tras ella, pero Gran Tormenta lo detuvo enseguida a la vez que en voz baja susurró las siguientes palabras: “este viaje lo tienes que hacer tú sola, mi pequeña. Ha llegado el día”.
La cabeza no paraba de darle vueltas, parecía que le iba a estallar, intentando recordar todo lo que el jefe de la tribu le había encomendado. No sabía si tendría el suficiente valor. Pasó la primea luna, y la pequeña Nube Pocha no había notado nada especial (a excepción de los ya conocidos sonidos de la noche), aunque estuvo delante de la hoguera intentando escuchar al Gran Espíritu. No había pasado la mitad de la segunda luna cuando de repente, le pareció oír el susurro del viento acariciando las hojas de los árboles. Pero al prestar más atención, se dio cuenta que no era el viento, sino una débil voz que decía: “¿Quién eres?”. Lo oía constantemente, como si fuera un eco a lo lejos. Al cabo de un rato se dio cuenta que esa era la primera pregunta que le dijo su padre que le haría Gran Espíritu, pues tenía que ver con ella. Al cabo de un buen tiempo escuchó de nuevo otro susurro que parecía decirle: “¿Cuál es tu misión?”. Al instante comprendió que se refería a los suyos, a su tribu. Y seguidamente escuchó la misma voz que decía: “yo te ayudaré, ¿aceptas el reto?”. A pesar de su corta edad, Nube Pocha, esa noche, se dio cuenta de quién era realmente: ¡Era la hija del jefe de la tribu! Y por tanto la sucesora. ¡No podía fallar a los suyos! Ella iba a ser la que el día de mañana guiaría a su pueblo, y además sabía que no iba a estar sola. Contaba con Gran Espíritu y todos los animales del bosque. Comprendió que no podía perder el tiempo, y que desde ya mismo debía empezar a aprender todo para ser una buena “jefa india” apache. Si por algo se caracteriza el pueblo apache es por su armonía con la naturaleza y por su fortaleza en la lucha. Desde ese día, Nube Pocha, escuchó a su padre en todo momento, junto con las personas más ancianas que formaban el consejo (fuente de sabiduría).
Cuenta la leyenda, que años más tarde, un famoso explorador conocido con el seudónimo de “Búfalo Bill”, se encontró con una tribu apache llamada “Los Guerreros del Arcoiris”, muy respetados, porque a diferencia de otras tribus que luchaban por luchar, ellos amaban la naturaleza, respetaban a los suyos y luchaban por lo que creían justo para todos. Curiosamente esa tribu estaba liderada por una mujer a la que parecía irradiar un halo de luz brillante, especial, como nadie jamás había visto antes. A la joven le seguía un fiel y dócil perro con aspecto de lobo, con un pelaje del mismo brillo que el de la mujer. Esta gran guerrera (reconocida así por todos) se llamaba “kawa Anikuni” , según ellos eso significa “guiada por el Gran Espíritu del fuego”. No sé si esa mujer tendrá algo que ver con la pequeña Nube Pocha que conocí hace años, pero lo que sí sé es que su espíritu permanecerá por los siglos por donde quiera que la necesiten.
Me encanta
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