¡Hola!. Me llamo Soledad, tengo cuarentra y cinco años y sigo soltera. Esta condición me resulta fustrante, ya que, la ilusión de mi vida ha sido siempre casarme y formar una familia. No hay un sólo día que no piense en cómo sería mi boda. Todas las noches, al acostarme, saco mi reliquia favorita: un album hecho con recortes de fotos de novias famosas, de las que salen en las revistas, y empiezo a soñar con un vestido blanco inmaculado, con un vaporoso velo, con un romántico "bouquet", y me imagino desfilando sobre una imponente alfombra roja. Sin embargo, si sigo soltera no ha sido por falta de novios, que tenerlos los he tenido: de pueblo, de ciudad, con oficio, sin beneficio, guapos, feos,...; tampoco ha sido por falta de ajuar, que tenerlo lo sigo teniendo: toallas, sábanas, manteles, vajillas,...;enseres atesorados ,año tras año, esperando ser estrenados. Ni siquiera ha sido por falta de presencia, que tenerla la sigo teniendo. Mi querida madre, todos los días, me recuerda lo agraciada que soy: alta, morena, bien proporcionada...
Es terrible ver como, poco a poco, todas tus amigas se han ido casando. Es terrible, en cada boda, recibir el ramo, y, por si fuera poco, es mucho más terrible soportar, con una resignada sonrisa, la frase típica que todos te hacen: ¿y tú Sole para cuándo?.
¡Qué envídia siento cuando las veo, con sus flamantes maridos y sus encantadores hijos, exultantes de felicidad, pasear por el parque!.
Cada mañana, de camino al trabajo, me pregunto si algún día se hará realidad mi sueño, porque, aunque el tiempo corra la esperanza nunca la perderé.
No te preocupes , que más vale vestir santos que desnudar borrachos.Ja,ja,ja,ja.
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